A nadie, hincha de Universitario de Deportes o de Alianza Lima, le gusta perder un clásico. Mucho menos uno que no se ha jugado y que se lo adjudicaron al equipo rival, en mesa y con un marcador de tres a cero. Los clásicos, simplemente se ganan. Pero ¿cuánto le va a servir al equipo de Roberto Chale pelear por el orgullo de reprogramar el partido cuando a la vuelta de la esquina tienen las semifinales por los Playoffs?
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Pero el corazón es obstinado y a veces toma más decisiones que la misma razón. “Quiero ganarte en la cancha para demostrarte que ahí soy más que tú”, pueden estar repitiendo una y otra vez, y en cada latido, los hinchas cremas. Están con la sangre en el ojo y quieren, de cualquier forma que se haga justicia y que si pierden sea en la cancha, “que sea como hombres, de pie”, aseguran.
Pero el tomar decisiones con el corazón los está cegando y no logran entender lo poco que hay en juego en un clásico, a estas alturas del año, y lo mucho que se les viene. ¿Es necesario seguir insistiendo de que el partido entre Universitario de Deportes y Alianza Lima que no define nada? Esa es la pregunta que deberían plantearse hinchas, dirigentes y todos en tienda crema. Ellos ya están en los Playoffs y los íntimos con pie y medio en la Copa Sudamericana sin esos tres puntos.
Y si se reprograma el clásico ¿cuándo se jugaría? Es la otra interrogante que se deben hacer los cremas. Las semifinales por el título nacional se jugarán a partir el próximo miércoles 30. Sí, 72 horas después de la última fecha de las Liguillas. ¿Acaso los dirigentes quieren exponer a su equipo a jugar a mitad de semana, que se corran las semifinales, solo por orgullo? ¿Vale la pena?
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Cuando el calendario es apretado y se han jugado más partidos en mesa que en cancha, es cuando todos en Universitario de Deportes deben poner las barbas en remojo y analizar qué pesa más: ganar un clásico y exponer a sus jugadores o que las frías estadísticas hablen de una ‘goleada en mesa’ pero con la chance de que esas mismas digan que Universitario de Deportes pudo ser campeón nacional tras haber perdido dos partidos en mesa.
¿El corazón o la razón? Aunque no estén conectados, a veces uno tiene que ceder. Jugar el clásico es innecesario y en tienda crema, el partido con Alianza Lima es historia pasada, una anécdota en un año en que pueden sumar la estrella 27.
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